Cuenta la leyenda que durante el asedio a la ciudad italiana de Siracusa en 212 a.C., Arquímedes logró quemar varias naves romanas concentrando sobre ellas los rayos del Sol mediante espejos. En aquella época, este sabio ya conocía el enorme potencial energético de la radiación solar.
Posteriormente, a lo largo de la historia, se han ido desarrollando distintos artefactos capaces de aprovechar la energía solar para ayudarnos en nuestros quehaceres cotidianos.
Sin embargo, en el terreno de la arquitectura, hubo que esperar hasta el sigo XIX para que en Europa comenzaran a florecer edificios acristalados y orientados de tal manera que aprovecharan al máximo la incidencia solar a lo largo del día.
De esta forma, incluso en los países nórdicos se consiguió mejorar el confort dentro de las casas, optimizando la entrada de iluminación natural para crear ambientes agradables incluso en los días invernales fríos pero soleados.
Con esto queremos destacar que la energía solar no es una moda nueva de personas extravagantes que colocan curiosos artefactos en el tejado de sus casas.
Al contrario, la radiación del astro rey lleva medio siglo siendo utilizada para calentar el agua caliente y generar electricidad, compitiendo ventajosamente frente a los combustibles fósiles cada vez caros y contaminantes.
Hay que reconocer que estos combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural) siempre aportaron energía barata y fácil de transportar.
Pero tienen un problema. La industrialización desbocada de nuestra sociedad contemporánea ha traído una dependencia mundial de esos recursos. Y la demanda de electricidad cada vez es mayor y más urgente.
La implantación del 5G supondrá una demanda eléctrica brutal. El “ecológico” coche eléctrico no se alimentará con paneles solares… ¿Piensas que la electricidad es cara? Espera 10 años y verás.
Hemos llegado a un punto en que las grandes multinacionales ya sólo buscan el beneficio a corto plazo. Saben perfectamente que, de seguir así las cosas, la sociedad va a terminar colapsando. Y han emprendido una huida hacia adelante cuyas consecuencias nefastas conocen, pero prefieren ignorar.
Aquí en España, por ejemplo, siempre se ha legislado en contra de las energías renovables y a favor de la energía eléctrica.
La codicia de los legisladores les llevó a frenar y sancionar toda iniciativa destinada a favorecer una energía limpia, ecológica y de producción independiente de países ajenos. Y digo codicia porque es el único sentimiento que lleva a un dirigente a abrazar el dinero fácil aunque ello suponga dejar un mundo difícil y contaminado a sus propios hijos.
Dice un famoso proverbio de los indios norteamericanos: “cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado y el último pez pescado, sólo entonces las personas se darán cuenta de que el dinero no se puede comer.”
Pero cambiemos de tono. Porque se abre una esperanza.
Últimamente estamos viendo un cambio. La sociedad comienza a ser sensata y muchos individuos, a nivel particular, están instalando la energía solar en su casas a pequeña escala.
Y están comprobando que esa instalación satisface buena parte de sus necesidades energética diarias.
Este movimiento nació hace unos 50 años, cuando la crisis de abastecimiento y el precio del petróleo motivó que muchos vieran la energía solar como una alternativa.
Así, empezaron a surgir los primeros dispositivos para conseguir agua caliente doméstica, colocando cajas acristaladas encima de los tejados. El objetivo era hacer circular el líquido por su interior, calentarlo por efecto invernadero, y hacerlo regresar al interior del hogar.
Este sistema se mejoró, y surgieron los paneles solares térmicos, que se colocan en los patios o tejados, para recibir el calor del sol y con él producir agua caliente que se conserva en un depósito acumulador. Dicho depósito se encargará de suministrarnos el líquido elemento a medida de que lo vayamos necesitando. Y sin encender la caldera ni desperdiciar electricidad. En https://reformacoruna.com/placas-solares-termicas/ puedes ver distintas opciones de instalación las placas solares en una vivienda.
Actualmente es el sistema de generación de calor por solar que mejor funciona. El más económico y a su vez el más desconocido.
Con él se consigue proporcionar la mayor parte de su agua caliente utilizada en la mayor parte del año.
Colocando estos paneles solares térmicos bien orientados al sur, y con una inclinación de 45 grados respecto la horizontal, y alejados de las sombras de árboles, edificios o chimeneas, obtendremos su máxima eficiencia de funcionamiento. Y la instalación será realmente rentable porque ahorraremos combustible durante la mayor parte del día.
Además, el aislamiento térmico interior del depósito acumulador permite conservar el agua caliente durante 2 o 3 días , lo que interesa en épocas de lluvias o en los días más oscuros del invierno.
Esta solución es sumamente interesante para hoteles, residencias e instalaciones deportivas. Y especialmente rentable en industrias que consumen miles de litros diarios de agua como lavanderías, granjas, y sistemas de climatización de piscinas. En estos sectores ,el precalentamiento solar supone un gran ahorro económico, y ahí sí que apreciamos una rápida amortización económica.
El calor solar nunca suplirá totalmente a la energía eléctrica, pero si que puede reducir su dependencia en un 70-80 %.
Estos aparatos no se amortizan rápidamente, hay que esperar unos 7 años hasta recuperar totalmente la inversión.
Por eso, la decisión de colocar una instalación solar para calentar agua sanitaria debe apoyarse en otras consideraciones como la autonomía energética, la conciencia ecológica, y el respeto al medioambiente.
Lamentablemente aun pasará mucho tiempo hasta que la energía solar se abra camino por si misma de forma definitiva. En su contra juega la tremenda inercia de décadas dependiendo de tecnologías energéticas dominantes. Y los intereses macroeconómicos que han intentado retrasar su implantación.
Esperemos que poco a poco se vaya fomentando en las generaciones jóvenes el deseo de servirse de la energía natural del sol para construir un mundo más ecológico y saludable para nuestros hijos y nietos.